Durmiendo con su ropa: Un ritual Romantico-oloroso
A veces una medita mucho sobre que escribir, entonces no tiene que escribir y escribe de lo que es, simplemente porque escribir de las cosas que son, muchas veces es mas divertido y provechoso. Siendo así el día de hoy hablare del romance, especialmente aquel que trasmiten las prendas de esos seres con los que por algún motivo nos hemos conectado.
Después de una ardua lectura de blogs de niñas y espacios con títulos perversos como "10 formas de seducir a través de la ropa" me di cuenta de que el concepto de la prenda masculina esta altamente tergiversado como una herramienta de seducción o un simple gusto casual. Queridos, aquí no hablaré por todas las mujeres ni por todos los hombres pues cada persona es un universo diferente, pero lo que para mi es cierto, ese que no me interesa dormir con la ropa de ningún cualquiera, me gusta dormir con la ropa de aquel ser tan especial como todos los humanos cuya QUÍMICA aromática me atrae.
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Prenda masculina estándar predilecta por las hembras H. sapiens |
Básicamente creo que lo que gusta de esa prenda es algo del aroma del dueño que se fija, generando una sensación de que la persona esta allí. Recordemos que a nivel biológico nuestra memoria olfativa es mas poderosa que cualquier otra cosa, los olores tienen el poder de llevarnos a lo mas recóndito de nuestros pensamientos y desenterrar detalles que creemos perdidos de una situación. Y ese olor que guardan las prendas de los caballeros (que puede ser agradable o no según los hábitos de higiene) tiene además algo de química erótica, pero de eso hablare luego.
El 75% de nuestras emociones están relacionadas con lo que olemos y sorpresivamente un olor que al principio nos desagrade puede llegar a convertirse en el elixir olfativo mas deseado por el tipo de sensación a la que lo asociemos o en la que estemos.
Muchas veces algunas mujeres realizan esfuerzos sobrehumanos que pueden incluir arruinar blusas de alto coste, solo para tener la excusa que le permitirá adquirir aquella prenda, situaciones como "oops se me regó encima el chocolate" o "es que el helado se me chorreo" (esa es la estrategia de una amiga fanática a este ritual romántico) se vuelven muy comunes. En este caso la acechadora es consciente de que esa prenda es su nueva recompensa y la usara para dormir, pasar el rato en la casa entre "otras cosas" hasta el temido momento en que tenga que lavarla y entonces llorara porque el detergente se llevara su olor y aunque la seguirá usando con la misma locura, sabe que no va a ser igual.
Otras veces somos victimas de una confabulación entre el universo y el gran buda de las alturas que nos lleva a dar con este tesoro, una prenda del ser romántico del momento, que aunque realmente no es importante para nosotras tenerla (casi siempre es un desembale al frío o un accidente con la ropa de una), termina siendo un suceso. En este caso el modo de reacción diría yo es diferente, de hecho nunca había pensado en ello hasta que me encontré alguna vez estúpidamente abrazando una camisa.
El ciclo de fijación a la prenda inicia cuando uno abandona la compañía del querido con la prenda encima, entonces casualmente una se percata de que aquel pedazo de tela huele bien, como a ese alguien y se hunde en una nube de recuerdos de lo que sea que acabara de hacer con la persona (por favor no usar mucho su imaginación en este punto). Transcurre el día y una lleva aun la prenda puesta pues no ha podido volver a su hogar y cuando llega, descubre que esta muy cómoda o no quiere quitársela o peor aun se cambia y por un asunto inercial decide volvérsela a poner, ignorando que es el cerebro y el poder químico de ese olor manipulador el que nos obligan a estar pegados a la prenda por el bienestar que genera.
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tomado de http://psicologiavivirmejor.blogspot.com/ |
Son las feromonas quizás de ese ser, concentradas en una prenda de constante uso que nos emboban la mente y nos dejan en ese entorno feliz mientras tenemos la prenda puesta, el caso es que al final del día uno no se la quiere quitar y es capaz de dormir con la prenda, acción que entrega la mayoría de las veces como resultado sueños reconfortantes y la sensación de la presencia de la persona a quien la prenda pertenece.
Increíblemente se genera un apego a la prenda y en muchos casos según la pequeña investigación realizada, aunque la prenda ya no tenga ni por asomo el olor de la persona es uno de los accesorios favoritos de la mujer que ya es incapaz de devolver la prenda pues esta demasiado ligada a su ciclo del pensamientos durante la ausencia de la otra persona.
Debo decir, que mas allá de todo lo químico también creo que hay algo de sentimiento dentro de esto, es el hecho de tener SU prenda de vestir, , de saber que algo del otro también es de uno, tener algo que simula esa compañía, el asunto es, que dormir con esas prendas es todo un ritual romántico, que además puede dar algo de bienestar y felicidad. Aun me genera muchas dudas esa situación y no se si la hipótesis lanzada después de algo de lectura sea correcta, por ejemplo, ¿Por qué las mujeres nos apegamos mas a las prendas que los hombres? ¿será que a los hombres (que son mas visuales) les agrada vernos usar su ropa? ¿Acaso prestar su ropa es la forma involuntaria en que los hombres capturan nuestro olor o mucho peor, marcan su territorio?
En fin, es una bobada, pero pensaba mientras recordaba aquel comportamiento tonto de abrazar una camisa, que debe haber algo mas allá en una prenda para hacer que involuntariamente terminemos asociando una persona tan fuertemente a una cosa y que al parecer esta fuertemente asociado a lo que el romance puede ser.
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Tomado de desmotivaciones.es agregado por haveaniceday |
<i>Norisa </i>
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