Por los barcos Piratas de Paisatown

¡Tripulación se acabo la fiesta! grita algún demente un sábado en la noche, estas ebrio, en el parque lleras, que queda a mas de diez mil pesos de tu casa, revisas tus bolsillos  y solo tienes cuatro mil, para colmo el fin de semana anterior tus padres anunciaron que no te financiaran mas rumbas. Son las tres de la mañana y definitivamente no vas a esperar el metro ¿Que haría Buda de las Alturas?

Queridos marineros pues resulta que en la ciudad de Medellín contamos con una red de transporte ilegal súper poderosa en la que hombres, mujeres, adolescentes y todo aquel que tenga un carro se dedica a movilizar gente en la noche hasta el centro de la ciudad y de allí a diferentes barrios, bajo el riesgo claro de que puede pasar cualquier cosa, pues literalmente cuatro peludos se montan en el carro de un desconocido que por dos mil pesos persona, asegura dejarte tirado en cualquier punto de la oriental, donde casi siempre podrás ser víctima de algún atraco o violación.

¿Pero como es el recorrido a un barrio como el mio? Empecemos por el principio, la verdad nunca había realizado este trayecto que, aunque un poco temeroso, me permitió llegar sana y sobria a casa. El primer paso es tomar un carro en el parque del poblado, normalmente hablamos de un twingo (si se tiene suerte);  un renault 9, o cualquier carro común y silvestre que se encuentre estacionado cual acopio  diagonal a los taxis que están frente a la iglesia.

Usted empieza a acercarse a estos vehículos cuando una persona que asemeja a un promotor de artículos a mil pesos, empieza a gritar ¡centro, centro! y lo orienta al vehículo que se dispone a  realizar el siguiente trayecto. Me llama la atención lo organizados que son estos conductores, llevan el orden de quien va primero, a quien le toca el viajecito, "yo le cedo estos cuatro mientras me tomo el tinto" y toda serie de acuerdos para no andarse sacando los ojos por pasajeros.

Uno se sube al vehículo y después de quince minutos están los cuatro pasajeros, el conductor (en mi caso conductora) toma el volante y empieza el viaje. A 80 km/h aunque el aparatico ese que dice las direcciones no hace mas que gritar que se paso el limite de velocidad, se lleva al primer pasajero a las torres de San Sebastián por $2000, Si usted va mas allá de la playa con la oriental son $2500 porque hay que "voltear mas".

Termina el recorrido, queda uno tirado como a una cuadra del edificio de los espejos y en una panadería al otro lado de la calle, divisa unos carros que aparentan ser chevettes construidos con partes de  mil carros diferentes, que se supone van a subir la loma salvaje en la que usted habite, y lo mas divertido, le aseguran que llegará con vida.

Un hombre, con cigarrillo en mano, cadena plateada y gorra con signo pesos; pregunta amablemente "¿va pa' la cancha o pa' los tubos niña?¿lleva alguna cosa delicada?" con tono picaron y uno ya se siente en GTA mientras sospecha que la cosa se pondrá mas delincuencial.

Esta vez el auto se llena en menos de cinco minutos, ahora con seis personas (de las cuales una va fumando con la cabeza asomada por la ventanilla) mas el conductor, un joven de apariencia interesante, voz sensual y un destornillador que al parecer funciona como llave para prender el carro. 

Una chica con cabello rojo-rosado-verde que iba casi encima del conductor empieza a coquetear con el objetivo de ahorrarse los módicos $1700  pero el hombre muy decentemente, aleja a la "dama" con la excusa de que no puede meter los cambios. Lo interesante del trayecto es que uno va tan preocupado de que el carrito no se desbarate subiendo por semejantes lomas a seis personas, que ni de la seguridad de sus pertenencias se acuerda, ni de que el celador de los carritos va armado "por si algo", y al final solo queda agradecer a Buda de las Alturas que tal cafetera haya logrado dejarte en casa.

El viaje en vehículos piratas en Medellín en las noches, aparentemente es la única solución que tiene la ciudadanía  para vencer el déficit en el transporte nocturno de la ciudad, y aunque en barrios como el mio hay buses 24 horas (¡si señores! el busesito de Cotrasmallat) estos se ubican en sectores de alto riesgo que evitan a las personas aprovechar los mismos. Aunque la secretaría de transito local ha tratado de evitar estos "barcos" con multas costosas e inmovilización de vehículos, este negocio parece actualmente imparable, pues aunque puede suponer un riesgo muy alto, es la única solución para muchas personas con pocos recursos de regresar a sus casas y estar con sus familias.

A nivel personal debo decir, que el viaje del lleras al centro es como rápido y furioso, mezclado con la vendedora de rosas, además de que la conductora que me toco, hablaba de algunos compañeros implicados en actos delincuenciales que hacían de su trabajo "un poco mas difícil" y de la compañía en el vehículo. Del viaje del centro a mi casa, debo decir que no sentí nada pues estaba canalizando toda mi energía en que la "nave" no se "destartalara".

Ojala las empresas que prestan servicio de transporte en la ciudad decidan de una vez poner solución al problema de transporte nocturno, ya hay quienes manejen y quienes conocen la jugada, solo falta generar las oportunidades de trabajo para ellos y  de paso, así aportar un poco al desarrollo de la vida nocturna de la ciudad.



Norisa.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasión por la lencería: Entrega 1, los "cucos"

Pa' las mujeres no hay paraiso